La inseguridad emocional es una sensación de malestar, nerviosismo o temeridad asociado a multitud de contextos, que puede ser desencadenada por la percepción de que uno mismo es vulnerable, o una sensación de vulnerabilidad e inestabilidad que amenaza la propia autoimagen o el yo.
Una persona que es insegura no tiene confianza en su valía y capacidades; carece de confianza en sí mismos u otros; pueden pensar que los demás los demás los demás les defraudarán, y temerán defraudarles ellos mismos; o desconfía de que las actuales circunstancias positivas sean tan sólo temporales. Este es un rasgo común, que sólo se diferencia en el grado del síntoma entre las personas.
La inseguridad puede promover estados de timidez, paranoia y aislamiento social, o alternativamente, puede alentar conductas compensatorias, como la arrogancia, el narcisismo, o la agresividad.
La inseguridad tiene muchos efectos en la vida de una persona. Hay varios niveles de la misma. Casi siempre causa cierto grado de aislamiento; cuanto mayor es la inseguridad, mayor es el grado de aislamiento. La inseguridad suele tener sus raíces en los primeros años de la infancia de una persona. Como la inseguridad puede ser muy molesta y limitante y la psique se encuentra amenazada, a menudo se acompaña de mecanismos de defensa que se manifiestan en distintos estilos de personalidad.