lunes, 3 de enero de 2011

Consuelo.

Estaba sentada a la mesa,con una taza de te humeante frente a mi.
Mi mamá al frente y mi papá a un lado.Sentía sus miradas mientras un cosquilleo nervioso se desplazaba desde mis brazos hacia la punta de mis dedos.
Una pregunta, "¿te sientes frustrada?" dijo mi madre.Yo gritaba en mi mente que me dolía el fracaso.Con la mirada gacha y un temblor en los labios,mi corazón latiendo rápido y con dificultad.Quería llorar,pero no me lo permitiría.
Entonces sus palabras,su sermón.Un alivio doloroso,¿es difícil entender acaso,que lo que me duele es decepcionar los a ustedes?.No estoy triste por haber fallado, me duele el haberles fallado a ustedes.Después de que creyeran en mi a siegas,traicione esa confianza.
Escucho atenta a sus palabras y cada frase que sale de sus labios,aprieta mi corazón un poco mas.
Se que mi mamá me mira, se que mi papá sorbe su te.Tomo la taza con dificultad,mis manos tiemblan.Bebo de la ya tibia infusión y cierro los ojos con pesadez.
Mi mamá me mira y pregunta, otra vez "¿quieres llorar?,llora" y como si una enorme piedra levantaran de mis hombros,aliviada comencé a llorar.Un llanto silencioso que apenas se hacia notar,pero que limpiaba y barría con el dolor.
Mi madre se acerca,se sienta a mi lado.Mi padre me mira y me acaricia con torpeza.
"Como me gustaría estar así,entre los dos,como cuando pequeña en la cama" pensé.
Sus palabras de aliento se convirtieron en palabras de consuelo y así,entre caricias y tiernas palabras,cerré los ojos y entre sus brazos,desaparecí.